9 de abril de 2007

El Río del lirio

Amor Es Sacrificarlo Todo Por El Otro, Incluso A Uno Mismo, ¿Por Que Un Sentimiento Así Debería Pertenecernos?.


A Veces No Se Si Quiero Poner Un Tiro Entre Tus Ojos O Que Me Regales Una Bala En La Sien... que dices, tú o yo.



Vamos a ver...como andan las cosas... 4.8 en biologia...esperaba un 3.8...filete... 5.8 en grandes figuras literarias...esperaba un 6.5...pero no me quejo...y un 6.5 en calculo...WHAT THA FUCK!, en verdad crei que tenia un rojo, aueaieuiaeuae :)

PD: ADVERTENCIA... el siguiente texto no tiene mucha coherencia...



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En el valle de una manzana roja como la boca de una colegiala, un valle al que las señales de televisión y radio aún no llegan, de esos lugares donde el silencio de la tranquilidad se entre mezcla con el incesante caer de las aguas en una cascada, o los llamados lujuriosos de los pájaros en primavera.

En un valle así corría un río, Pero este río no era nada especial, sus aguas provenían de los sueños e iba a dar al gran mar de las almas.

Con un río tan corriente como este no se hace una historia verdaderamente, es por esto que lo que a continuación esta escrito cuenta la historia de quienes a sus costados habitaban.

En una de esas curvas que hacen los ríos para atenuar sus cauces vivía un gran Aromo Azulino, el más grande que haya existido jamás, un día despertó y quiso hablar con alguien, le hablo a los aromos que crecían a su lado.

-Hey, hermano!

Pero estos no contestaron. Entonces vio pasar a un zorro y a este también le habló.

-Hola hermano!

Pero este pareció no escucharle… cuando se hubo rendido un castor llego desde el bosque, se acercó al torrente llamado por el frío olor de las aguas.

El castor parecía disfrutar cada bocanada de aire como si fuera el más exquisito manjar, luego de unos minutos entre el viento del atardecer y el disfrute del castor el aromo se animo a hablarle.

-Hola hermano!

Y el castor le entendió, así que le respondió.

-No soy tu hermano.
-Si lo eres, entiendes lo que digo
-Eso no tiene nada que ver con que seamos hermanos
-pues claro que si!, ¿no es acaso porque somos hijos de la misma lengua?
-No lo vi desde ese punto de vista

Y dándole otra probada al aroma del río se tumbo adormilado para ver el cielo. El árbol que se había emocionado de haber encontrado al fin a su tan querido hermano no hallaba las palabras para describir lo que sentía, o por lo menos iniciar una conversación.

Pero la mirada perdida del castor le hacia titubear, así que opto por preguntar sobre él antes de hablar de si mismo.

-¿Qué haces allí tirado hermano?
-¿estoy tirado?, juraría que volaba.
-no, no vuelas, las aves que habitan en lo alto de los pinos vuelan, tú no.

Entonces el castor lo miro inquisitivo y exclamo.

-¿Crees entonces que pueda nadar?

El árbol no supo que responder, jamás había visto a nadie nadar por lo que no sabia a que se refería su hermano, ya que en el río que corría a su lado jamás habían nadado ni los peces ni las ranas.

-No hermano, creo que no puedes.

Y entonces el castor dirigió su mirada triste al río, pensativo.

El aromo estaba a punto de ordenar sus ideas y decidir de que hablar cuando el castor se empezó a alejar del río para adentrarse en el bosque.

-Adiós árbol, hace frío y tengo sueño, mañana nos veremos otra vez.
-Buenas noches hermano.

Al otro día, cerca de las doce el castor se asomó desde la espesura y luego de saludar al árbol con un gesto de la cabeza se puso inhalar el aroma del río.

-Hermano
-¿Qué quieres ahora?
-Quería contarte algo
-Que puede tener de interesante un árbol, que no puede moverse, volar o nadar mejor deja que te cuente de mis vivencias y andanzas.

Y el árbol accedió de buen gusto pues comprendía que lo que su hermano decía era lógico.

-Una vez construí una represa, pero olvide donde estaba, me desoriente en el bosque y encontré este río.
-En verdad que era interesante lo que me tenias que contar hermano… ahora quiero que mires al otro lado de la costa y me digas que ves.

-No tengo tiempo de mirar, debo marchar.

Dicho y hecho el castor se fue, al día siguiente volvió para hablarle de si mismo a su hermano el árbol y este pacientemente lo escucho para luego hacer la misma pregunta de antes:

-Mira por favor al otro lado de la costa y dime que ves.

Pro nuevamente el castor no hizo caso y se fue.

Pasaron los años y el castor repitió sus historias una y otra vez sin animarse a ver al otro lado del río. hasta que una mañana de marzo lo hizo y sentencio:

-Veo lirios, lirios de muchos colores. ¿y?
-Esos lirios, los ha plantado un leñador, los he visto crecer, todos son hermosos pero hay uno por el cual siento un profundo amor.
-¿será acaso ese blanco de allá?, elegante y puro como las nubes.
-Las nubes son crueles, y ese es egoísta, no, ese no es el que yo quiero.
-¿será entonces aquel rojo que se encuentra a su lado?, fuerte y radiante como la más febril de las pasiones.
-Las pasiones nublan la mente y no nos permiten pensar, no, ese no es el que yo quiero.
-No se a cual te refieres entonces hermano.
-Al más pequeño y frágil de todos, ese que se encuentra cerrado y jamás a querido desplegar su belleza.
-¿Cómo puedes saber lo bello que es si no lo has visto nunca?, ¿y si es blanco?, ¿y si es rojo?
- No, en ningún caso puede ser blanco, Si se ha quedado así para no molestar a sus hermanos. En ningún caso es rojo, pues a sabido esperar.
-No te preocupes hermano, yo lo traeré para ti.

Y diciendo esto se lanzó al agua para atravesar el río. Cuando llegó al otro lado del río y hubo alcanzado el lirio cerrado, este le pregunto:

-¿Qué quieres de mi castorcito?
- Que me acompañes hasta el otro lado del río para que mi hermano el aromo pueda amarte.
-¿como es posible que me ame si ni siquiera me conoce?.
- El dice que sabe que eres naranjo.
-Jamás me han visto y no puede nadie estar seguro de algo así
-El aromo dice que no eres blanco ni rojo porque eres demasiado humilde para ser blanca y paciente para ser roja. abre tus pétalos lirio mío, ábrelos y deja que todo el mundo te vea como te ve el árbol que yo también quiero saber lo bella que eres.

El lirio guardó silencio un momento y luego de golpe se abrió. y dejo relucir unos grandes pétalos blancos con puntos rojos que le daban un aspecto de enfermedad y decadencia.

El castor decepcionado volvió para acompañar a su hermano, que lo había visto todo y se puso a llorar.

-No llores hermano mío, que una flor tan egoísta como esa no merece tus lagrimas.
-¿y quien si no? vete, quiero estar solo.

Y así lo hizo el castor, cuando volvió al otro día el Leñador había talado el árbol para construir una pérgola y arrancado el lirio para regalárselo a su mujer.
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Por SlapFunk

4 comentarios:

Unknown dijo...

La verdad no sabría expresar con palabras lo que me provoca tu cuento... es curioso.

Lo que sí, es atrapante... me daba paja leerlo xD, pero cuando empecé no paré hasta el final.

Saludos Slap!

Anónimo dijo...

.(


wena men

SlapFunk dijo...

azhi con los castores drogadictos...ajhajahjah, saludos

Héctor Patricio dijo...

Salia del pub paloma`s y me metì a un cyber... me encontrè con un blog que pertenecìa a un desviante como yo...

me queda muy lejos amanithigor para ir a saludarte, las batallas desviantes en las calles impiden que transite con facilidad por las calles de esta ciudad... pero el abrazo esta...

Juntemonos un dia... vamos al paloma`s, al visiones o a cualquier lugar donde haya Lìquido y algo para picar.