11 de noviembre de 2007

Un Profesional Responsable

Dedicado a todos aquellos entes doblemente activos... o triactivos...o multiactivos...hiperactivos?....SUPERACTIVOS!

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Tomo su muñeca con cuidado y le doy la vuelta para ver que hora trae, saco mi pañuelo para limpiar el ensangrentado Rolex, ¿Un GMT-Master II?, Parece que por fin estos Whiggas están aprendiendo cuales son los detalles que brindan real elegancia y estilo. Ya me estaba cansando de los narcotraficantes que sólo saben vestir hawaianas y enormes cadenas.

Ajusto mi hora según la del difunto, las cero en punto, los suizos nunca mienten.

No soy un ladronzuelo ni alimaña alguna que se le parezca, es por eso que aunque sea más fácil adueñarme del fiel europeo, sólo pedirle la hora me basta. Es esa misma preocupación por mantenerme en los márgenes de mi trabajo la que me pone incómodo al momento de extraer la billetera y los documentos.

Es la billetera la que hace amanecer el hecho como un simple asalto… Y son los documentos los que me permiten verificar que se ha hecho bien el trabajo y cobrar lo acordado, pero por sobre todo, tener la conciencia limpia de haber cumplido con la misión que se me ha encomendado.
Siempre recuerdo aquel fatídico siete de julio, cuando en su licencia yo encontré “Felipe Pérez” en lugar de “Rodrigo Pérez”. Cuando te envían tras el rostro de una foto deberían especificar, si tiene o no, hermanos gemelos el sujeto en cuestión. Es una pena que cosas así me ocurran, pero no me culpo, ¿Cómo iba yo a saberlo?, Quien de seguro lamenta gajes del oficio como este debe ser, con toda seguridad, Felipe.

Camino al punto de encuentro me detengo frente al buzón de una iglesia, deposito en él cerca de ciento cincuenta mil pesos que saciaban la billetera, continuo silbando una melodía de Wolfgang Amadeus Mozart, esa que todos conocen pero nadie a escuchado entera ni se sabe el nombre siquiera.

Una vez en el bar y luego del lobby acostumbrado se lleva a cabo la transacción de documentos por cheques, un par de amenazas, como siempre en tono de broma: que si sigue vivo me pasará esto, o aquello, y si hablo de aquí, o si me pillan de allá, blah, blah, blah, blah… A lo que yo como siempre respondo: “Lo mismo haré yo si su firma no tiene fondo”.

Después de media hora de jazz y un par de tragos vuelvo a casa. En el trayecto corto una rosa que finalmente deposito junto a la lámpara en el velador de mi mujer, dormida.

Son las dos de la mañana y tengo que presentarme, con un relato corto para la sección de entretenimiento, descansado en el diario para la reunión de las nueve.

Me siento frente al computador donde aún puedo oír el suave respirar de mi amada. Detengo mi escribir luego de abrir un documento nuevo para servirme un café, a pesar del cansancio que representa desempeñarme como reconocido escritor y sicario a la vez, no podría abandonar ninguno de mis oficios. Si sólo me dedicara a escribir, o al revés, de seguro me volvería loco.

Nuevamente frente a la pantalla y con una idea más o menos solida en mi cabeza me dispongo a comenzar… ¿Cómo puedo iniciar la pequeña historia de esta vez?... Ya lo tengo: “Tomo su muñeca con cuidado…”
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Por SlapFunk

1 comentario:

BaRahona dijo...

Espectacular el final!!

Hasta el último parrafo no me atrajo mucho la historia, no porque no sea buena, si no porque tú 'tas a otro nivel.

Pero la última frase me mato, deverdad me gusto =P

Saludos Slap, que ya hacía tiempo no pasaba por Amanithigor

C'Ya